Cuenca verde y sostenible: cómo reducir CO₂, transformar el transporte y consumir local

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¡Hola, vecino de Cuenca! Soy parte de AMIVALL, la Asociación Micológica El Valle, y como muchos de vosotros, llevo nuestra ciudad en el corazón. Con sus Hoces, sus Casas Colgadas y su gente, es un tesoro. Pero, ¿estamos cuidando ese tesoro como se merece?

No soy de los que miran para otro lado. El cambio climático no es algo que veremos en los telediarios y que afecta solo a lugares lejanos; lo estamos sintiendo ya, aquí, en nuestra querida ciudad. Las sequías son más intensas, los veranos más largos y el aire, a veces, se siente pesado.

Tenemos una oportunidad de oro, ¡sí, una oportunidad!, de transformar Cuenca en un verdadero modelo de sostenibilidad. Pensad en nuestros hijos, en nuestros nietos. ¿Qué les vamos a dejar? ¿Una ciudad donde el aire es más difícil de respirar y el tráfico lo inunda todo? ¿O una Cuenca vibrante, verde y sana, donde crecer sea un placer y la naturaleza esté integrada en nuestro día a día?

Cómo reducir CO₂ en Cuenca: transporte público y zonas limpias

¿Sabías que más del 30% de las emisiones de CO₂ en España vienen del transporte? Y aquí, en Cuenca, como en tantas otras ciudades, nos hemos acostumbrado a coger el coche para todo. Para ir a comprar el pan, para llevar a los niños al cole, para ir al centro... Y eso, vecino, tiene un coste. Un coste que pagamos todos, con nuestra salud y con el futuro de nuestro entorno.

Pero no todo está perdido, ¡ni mucho menos! Hay soluciones, y muchas de ellas son más sencillas de lo que pensamos. Sé que en Cuenca ya estamos dando los primeros pasos con la implantación de autobuses eléctricos. ¡Es una gran noticia! Pero no basta con tenerlos; necesitamos que funcionen de una forma que nos invite a dejar el coche en casa. Se trata de potenciar al máximo nuestra red de autobuses.

Imaginad una red de transporte público que realmente nos conecte. Con puntos de interconexión bien pensados, donde podamos hacer transbordos de forma eficiente, sin perder tiempo. Que los horarios sean flexibles y que los tiempos de espera se reduzcan al mínimo. Y lo más importante, que tengamos un sistema de información preciso, quizás una app en el móvil, que nos diga exactamente cuánto falta para que llegue nuestro autobús. Así, planificar nuestros desplazamientos sería mucho más fácil y cómodo. Un transporte público así no solo reduce emisiones, sino que nos da libertad y nos ahorra estrés.

Y para que nadie tenga excusa, ¿qué tal si hacemos el transporte urbano más accesible? Con subvenciones o tarifas especiales para los vecinos, para que el precio no sea una barrera. Si el autobús es cómodo, rápido y barato, ¿quién no lo usaría? Es una inversión en nuestra calidad de vida y en el aire que respiramos. ¡Sería un cambio brutal para nuestra Cuenca!

Y hablando de moverse, ¿qué pasa con la bici? Si tuviéramos carriles bici seguros y funcionales, que conectaran de verdad los barrios con los colegios, con los centros comerciales, con las zonas de trabajo... ¿cuántos de nosotros no dejaríamos el coche en casa? No se trata solo de ocio, ¡es una forma real de transporte! Pensemos en nuestros hijos, en su camino al instituto, pedaleando seguros y respirando aire puro.

Por último, el tema de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Sé que puede sonar restrictivo, pero pensad en el centro de Cuenca, en nuestras calles más emblemáticas. Si restringimos el tráfico contaminante, no solo mejoraremos la calidad del aire de forma drástica, sino que recuperaremos esos espacios para las personas. Podríamos pasear sin el constante zumbido de los coches, las terrazas estarían más tranquilas, y el aire que respiramos sería mucho más puro. ¡Sería devolverle el centro a los conquenses!

Movilidad activa en Cuenca: caminar, bici y bienestar

Y si hablamos de reducir coches, ¿qué hay de nosotros mismos? Como programador, paso muchas horas frente a la pantalla, y sé lo importante que es moverse. Pero más allá de mi salud, pienso en la de mi hijo. Caminar o usar la bicicleta no es solo una forma de transporte; es una inversión en nuestra propia salud, en la de nuestros pulmones y en la de nuestro corazón. Y, lo más importante, es un regalo para el aire que respiramos en la ciudad.

Nuestra Cuenca, con sus cuestas y sus rincones llenos de historia, es perfecta para la movilidad activa. Sí, lo sé, a veces da pereza. Pero, ¿y si tuviéramos las herramientas para hacerlo más fácil y seguro? Aquí van algunas ideas que, si las impulsamos juntos, pueden cambiarlo todo:

  • Aceras y señalización: pasos firmes hacia el futuro

    ¿Os habéis fijado en nuestras aceras? A veces, caminar por Cuenca es una carrera de obstáculos. Si mejoramos las aceras, las hacemos más anchas y accesibles, con una buena señalización peatonal, estaremos invitando a todos, desde los más pequeños hasta nuestros mayores, a redescubrir la ciudad a pie. Es un gesto tan simple como poderoso: devolver la calle a las personas. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que ciudades con infraestructuras peatonales de calidad fomentan la actividad física y reducen enfermedades cardiovasculares. Pensemos en la tranquilidad de pasear con nuestros hijos sin preocuparnos por los coches, solo disfrutando de nuestra ciudad.

  • Aparcabicis seguros: pedaleando hacia la libertad

    Muchos tenemos bici, ¿verdad? Pero, ¿dónde la dejamos cuando vamos al centro o a trabajar? La falta de aparcabicis seguros es una barrera. Si instalamos puntos seguros y estratégicos por toda la ciudad, estaremos diciendo "sí" a la bici. Estaremos animando a más gente a usarla para sus trayectos diarios. Imaginad cuántos coches menos en las calles, cuánto menos ruido, cuánto menos humo. Es un pequeño cambio, pero con un efecto dominó enorme en la calidad de vida de todos.

  • Campañas educativas: sembrando la semilla del cambio

    El futuro está en nuestros niños. En AMIVALL lo sabemos bien, y por eso creemos en la educación. Si desde los colegios impulsamos campañas para promover hábitos sostenibles, si les enseñamos a amar la bici y a disfrutar de caminar, estaremos sembrando una semilla que crecerá fuerte. Estaremos formando a una generación que no solo se preocupará por el medio ambiente, sino que lo vivirá y lo defenderá. Es una inversión a largo plazo, la más importante de todas, porque el cambio empieza en los corazones y en las mentes de los más jóvenes.

Cada paso que damos, cada pedalada que damos, es un acto de amor por Cuenca y por quienes vendrán después. No es solo un tema de números o estadísticas; es un tema de corazón, de dejar un legado mejor. ¡Todavía estamos a tiempo!

Agricultura regenerativa y productos km 0 en Cuenca

Como amante de la naturaleza y programador, sé que el mundo digital nos conecta, pero a veces nos desconecta de lo más básico: la tierra que nos alimenta. Y ahora, con mi hijo en brazos, esta conexión es más fuerte que nunca. ¿De dónde viene lo que comemos? ¿Cómo ha llegado hasta nuestra mesa? Estas preguntas, que antes quizás no me hacía tanto, ahora resuenan con fuerza.

El consumo local no es una moda pasajera, vecino. Es una herramienta poderosa, una de las más eficaces, para luchar contra el cambio climático. Cuando elegimos un producto de nuestra tierra, de nuestros agricultores, estamos reduciendo la huella de carbono de ese alimento. Menos transporte, menos emisiones. Es así de simple y así de importante.

Y aquí entra en juego un concepto que me apasiona: la agricultura regenerativa. No es solo sostenible, ¡va un paso más allá! Esta forma de cultivar no solo cuida la tierra, sino que la mejora, la hace más fértil. Y lo más increíble: ayuda a capturar carbono de la atmósfera. Es como si la tierra, al ser bien tratada, se convirtiera en una esponja gigante que absorbe el CO₂. ¡Es una solución que nos da la propia naturaleza!

En Cuenca y nuestra provincia, tenemos ejemplos maravillosos de esto. Pequeños huertos agroecológicos que cultivan con mimo, cooperativas que nos traen cestas de temporada directamente a casa, con productos frescos y llenos de sabor. Y no olvidemos nuestros mercados locales, o los mercados de productores en pueblos cercanos como Cardenete o Quintanar del Rey. Son lugares donde el trato es cercano, donde sabemos quién ha cultivado lo que comemos, y donde cada compra es un apoyo directo a nuestra gente y a nuestra tierra.

Optar por productos de cercanía, por el kilómetro cero, es mucho más que una elección de compra. Es un acto de conciencia, un gesto de amor por Cuenca y por el planeta. Implica:

  • Reducción de las emisiones del transporte de alimentos

    Menos camiones en la carretera, menos gasolina quemada, menos CO₂ en nuestro aire. Es una ecuación sencilla y beneficiosa para todos.

  • Apoyo a la economía local y al relevo generacional agrícola

    Cuando compramos a nuestros vecinos, el dinero se queda aquí, en Cuenca. Ayudamos a que nuestras familias agricultoras sigan adelante, a que los jóvenes vean un futuro en el campo. Es construir comunidad, es tejer redes de apoyo que nos hacen más fuertes como sociedad.

  • Mejor calidad nutricional y trazabilidad de los alimentos

    ¿Hay algo mejor que comer una fruta o verdura recién cogida, en su punto óptimo de maduración? Los productos de cercanía no solo saben mejor, sino que conservan todas sus propiedades. Y sabemos de dónde vienen, cómo se han cultivado. Es una tranquilidad que no tiene precio, especialmente cuando pensamos en la alimentación de nuestros hijos.

Cada vez que llenamos nuestra cesta con productos de km 0, estamos votando por un futuro más verde, más sano y más próspero para nuestra ciudad. Es un pequeño gesto, sí, pero sumado al de miles de vecinos, ¡se convierte en una fuerza imparable!

Casos de éxito: Pontevedra, comunidades energéticas y ciudades sostenibles

A veces, cuando hablamos de cambio climático y sostenibilidad, puede parecer que es algo inmenso, algo que nos supera. Pero como programador, sé que un gran proyecto se construye con pequeños módulos, con soluciones que ya han sido probadas. Y como padre, sé que la esperanza es lo último que se pierde. ¡Y tenemos motivos para tenerla!

Mirad el caso de Pontevedra. Es un ejemplo que me emociona especialmente. Han logrado transformar su centro histórico, reduciendo el tráfico rodado de una manera drástica. No es una utopía, es una realidad palpable. Según datos del Observatorio de la Movilidad, han conseguido una reducción del 66% de emisiones en las últimas dos décadas. ¿Cómo lo hicieron? Dando prioridad al peatón, creando espacios para la gente, no para los coches. El resultado: un centro vibrante, con aire más limpio, menos ruido y mucha más vida en las calles. Si ellos pudieron, ¿por qué no Cuenca? Imaginad nuestras calles históricas, llenas de vida, de niños jugando, de vecinos charlando, sin el constante ir y venir de los vehículos.

Y no solo hablamos de movilidad. En España, cada vez son más las comunidades energéticas que florecen. ¿Sabes lo que es? Es cuando los vecinos se unen para generar y compartir su propia energía solar. Es decir, instalamos paneles solares en tejados comunitarios o espacios designados, y la energía que producen se reparte entre las casas que forman parte de la comunidad. Esto no solo reduce los costes de la factura de la luz, que ya es un alivio para muchas familias, sino que también disminuye las emisiones de CO₂ de forma significativa. Cuenca, con la cantidad de sol que tenemos, ¡es un lugar ideal para esto! Es una forma de ser más independientes energéticamente y de contribuir directamente a un futuro más verde para nuestros hijos.

Estos ejemplos, vecino, no son sueños lejanos. Son realidades que demuestran que, con voluntad política y, sobre todo, con nuestra participación ciudadana, el cambio es posible. Cuenca tiene un potencial inmenso para sumarse a este movimiento. Podemos convertir nuestra ciudad en un faro de equilibrio entre el desarrollo, la salud de nuestros vecinos y el respeto por el medio ambiente. No se trata de reinventar la rueda, sino de aplicar lo que ya funciona, adaptándolo a nuestra querida ciudad. ¡Juntos podemos hacerlo!

Micelio al rescate: cómo los hongos están revolucionando la sostenibilidad

En el camino hacia una Cuenca más ecológica, los hongos y su estructura subterránea, el micelio, están ganando protagonismo como aliados inesperados pero poderosos en la lucha contra la crisis ambiental.

La biotecnología fúngica se está aplicando en proyectos reales a nivel internacional, con resultados prometedores en ámbitos clave:

  • Descontaminación de suelos y aguas (micorremediación): hongos como el Pleurotus ostreatus son capaces de degradar residuos de hidrocarburos y pesticidas, regenerando ecosistemas dañados.
  • Bioconstrucción: empresas como MycoWorks o Ecovative están desarrollando materiales de construcción sostenibles hechos con micelio, resistentes, biodegradables y de bajo impacto ambiental.
  • Filtración natural de aguas: se están instalando sistemas de micelio en zanjas y filtros naturales para capturar metales pesados y toxinas en zonas urbanas y agrícolas.
  • Embalajes y aislamiento térmico: sustituyendo al poliestireno o la lana de roca, los hongos ofrecen una alternativa compostable, con huella de carbono casi nula.

Integrar estas soluciones fúngicas en planes urbanos, rurales y agrícolas podría abrir nuevas vías hacia una Cuenca más resiliente y sostenible. Incluso desde asociaciones locales como AMIVALL, se pueden promover proyectos piloto en compostaje, recuperación de suelos o construcción natural basada en micelio.

“Los hongos están demostrando que no solo son fundamentales en los bosques, sino también en el futuro de nuestras ciudades.”

Paul Stamets, micólogo y divulgador científico

Cómo puedes contribuir hoy: transporte y consumo local en Cuenca

Después de todo lo que hemos hablado, quizás te estés preguntando: "Vale, Fabián, pero ¿qué puedo hacer yo? ¿Mi pequeño gesto realmente cuenta?" Y mi respuesta, con la mano en el corazón y pensando en el futuro de mi hijo, es un rotundo ¡SÍ! Cada pequeña acción, sumada a la de miles de vecinos, se convierte en una fuerza imparable. No se trata de cambiar el mundo de golpe, sino de empezar por nuestra casa, por nuestra Cuenca. Aquí te dejo algunas ideas, sencillas, pero con un impacto enorme:

  • Deja el coche en casa: ¡Cuenca a tus pies!

    Sé que a veces es cómodo, lo entiendo. Pero, ¿y si intentamos usar el transporte público o la bici siempre que podamos? Para ir al trabajo, para hacer la compra, para visitar a un amigo. Cada vez que lo haces, estás restando un coche de la carretera, un poco de humo de nuestro aire. Es un gesto de amor por tus pulmones y por los de todos los conquenses. ¡Descubre lo bonita que es Cuenca a pie o en bicicleta!

  • Compra con cabeza: el sabor de nuestra tierra

    Te animo a que te acerques a nuestros mercados locales, a que busques esos productos ecológicos y de cercanía. No solo estarás comiendo más sano, sino que estarás apoyando a nuestros agricultores, a nuestras familias, a la economía de Cuenca. Es un pequeño acto de rebeldía contra la globalización y un gran abrazo a lo nuestro. ¡El sabor de un tomate de aquí no tiene comparación!

  • Infórmate y participa: tu voz cuenta

    No te quedes con la duda. Infórmate sobre las iniciativas que se están llevando a cabo en Cuenca. Y si te sientes identificado, ¡únete! En asociaciones como AMIVALL, siempre hay espacio para nuevas ideas y manos que quieran ayudar. Participar en actividades sostenibles, conocer a otros amigos con tus mismas inquietudes, es enriquecedor y nos hace más fuertes. Tu voz, tu opinión, ¡cuentan mucho!

  • Exige a tu Ayuntamiento: el futuro es de todos

    Como ciudadanos, tenemos el poder de pedir. Solicita al Ayuntamiento mejoras en el transporte limpio, en las infraestructuras verdes, en la gestión de nuestros recursos. Es su responsabilidad escucharnos y actuar. No es una queja, es una propuesta constructiva para construir la Cuenca que queremos para nuestros hijos.

La transformación hacia una Cuenca más verde y justa empieza por estos pequeños gestos, por cada uno de nosotros. Mi hijo, y todos los niños de Cuenca, se merecen un futuro en una ciudad donde puedan respirar aire puro, jugar en espacios verdes y disfrutar de la naturaleza que nos rodea. Unidos, con esperanza y acción, podemos lograr un cambio real y duradero. ¡Cuenca nos necesita!

Desde AMIVALL trabajamos por un entorno más sostenible en Cuenca y su provincia. Si quieres colaborar o participar en nuestras actividades, contacta con nosotros.

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